En menos de 10 días, el ejército envió un mensaje a la organización criminal que encabezan los hermanos Iván y Alfredo Guzmán Salazar, hijos del extraditado capo Joaquín el Chapo Guzmán, de que el nuevo comandante militar en Sinaloa conoce muy bien el terreno que pisa.
El 16 de febrero, uno de los operadores financieros de los Guzmán Salazar en la capital del estado, fue detenido cuando asistía a un festejo. El individuo identificado como Julián Grimaldi Paredes estaba en la lista de los probables responsables de la emboscada del 30 de septiembre del 2016 en la salida norte de Culiacán, que dejó saldo de cinco soldados muertos y 10 lesionados. Díez días después Luis Alfonso Murillo Acosta, otro de los involucra- dos en aquel ataque e identificado como jefe de seguridad de los hijos del Chapo, fue abatido en un enfrenta-miento en una de las colonias en la periferia de la capital del estado.
Ambas acciones llamaron la atención de la opinión pública en Sinaloa, porque fueron directas al primer círculo de los herederos del clan, algo que no era común en el último año. Al interior de la milicia se atribuyó al uso de la información y a la disciplina en sus tropas que caracteriza el ejercicio del mando del general de división André Georges Foullon Van Lissum, un oficial de infantería graduado en 1975 del Colegio Militar, formado como paracaidista y quien en diferentes momentos de su carrera ha estado comisionado en Durango y Sinaloa, entidades que comprenden la jurisdicción de la tercera región militar.
El general Foullon Van Lissum, su apellido es mezcla de origen francés, belga y español, asumió el mando de la tercera región militar el pasado mes de diciembre con cuartel en Mazatlán. Desde su llegada, las unidades de la décima zona militar en Durango y la novena en Culiacán, han reforzado sus operaciones sobre todo en la zona serrana que une ambas entidades, donde se sabe tienen su bastión no solo los Guzmán Salazar, sino el jefe de la organización, Ismael el Mayo Zambada.
Pocos militares en los últimos años que han llegado a Sinaloa tienen la experiencia operativa como el general Foullon Van Lissum. Su hoja de servicios registra su paso en la agregaduría militar de la Embajada de México en Washington, entre 1988 y 1990, donde fue profesor invitado en la academia militar de West Point. Entre 1991 y 1992 estuvo adscrito a la sección segunda, inteligencia militar, del Estado Mayor de la Defensa Nacional. Tiempo después fue comandante del 15 de infantería y del segundo batallón de fusileros paracaidistas. Participó también en la “Fuerza de Tarea Arcoíris”, como se llamó la operación contrainsurgente en Chiapas contra el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Estuvo de comandante del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales adscrito en Sinaloa y Durango.
Como académico fue profesor de táctica general en la Escuela Superior de Guerra, y hasta noviembre pasado era el director del Colegio Militar. Conoce bien el noroeste del país, fue comandante en Hermosillo de la cuarta zona militar y en Durango de la décima.
Ante el desborde de la violencia en el primer año de Quirino Ordaz Copel como gobernador de Sinaloa, la llegada del general Foullon Van Lissum es vista como un respiro ante el clima electoral que se avecina.
Fuente: El Sol de México,
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